Unidos Por Medio Oriente

¿Estás dispuesto?

Recuerdo una ocasión en la que me encontraba esperando una respuesta de Dios. Sentía sed de Él y sabía que podía esperar cosas extraordinarias de Él, quería verlo actuar en mi “vida ministerial” de tal forma que comencé a sentirme afanada.

Había hecho las oraciones “correctas” y estaba lista para ser espectadora de lo que Él haría… pero nada ocurría, sólo había mucho silencio. Eso me llevó a pensar que Él no me escuchaba, o por lo menos, no estaba interesado en darme más, ¿para qué insistir?

No pasó mucho tiempo, hasta que Él me hizo oír su voz, y para mi sorpresa no era lo que esperaba escuchar; pero, ¡como amé aquel momento! Sus palabras fueron certeras: “La pregunta no es si yo estoy dispuesto, la pregunta es si tú lo estás”. Yo no había considerado el hecho de que era yo quien no estaba completamente dispuesta a pagar el precio por lo que estaba pidiendo.

Y es que Dios siempre ha estado dispuesto, pero para que Él trabaje en nuestras vidas, somos nosotros los que debemos estar dispuestos a morir a nuestra voluntad, al reconocimiento, a los aplausos, al ego, a las comodidades, a las ideas prefabricadas, a la rutina, incluso a aquellos planes que no se ajustan a los de Él. Dios no pretende tomar ciertas “áreas” de nuestra vida, Él nos quiere completamente rendidos y enteramente apasionados por Él. Nuestro Señor anhela que dejemos de mirar el reloj y que disfrutemos de Su presencia.

Lo que me hizo recordar este episodio es el hecho de que a veces queremos definir si es “apropiado” predicar y dónde; si lo merecen o no lo merecen, si es arriesgado, si tenemos recursos, o si vale la pena ir… La pregunta no es si Dios está dispuesto a salvar el mundo en tinieblas, o el Medio Oriente perdido que alguna vez caminó a su luz, pues la Palabra ya nos dio la respuesta a esas interrogantes:

“Él es paciente para con nosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2Pedro 3:9), esa es Su voluntad.

“Así que somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.” (2 Corintios 5:20), ese es nuestro llamado.

“Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos” (Juan 17:20), esa la oración de Jesús mismo orando por aquellos que creerán por la palabra que nosotros llevaremos.

Ahora que ya sabemos que Él está dispuesto, la pregunta es si nosotros estamos dispuestos…  a gastarnos del todo por amor a las almas, a hacer las oraciones que no hemos hecho por aquellos que caminan sin Él, y dispuestos a amar con todo lo que somos. ¿Estás dispuesto?

Escrito por: Raquel Rossany

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